La
clasificación mineral se basa en la composición química y en la estructura
interna, las cuales en conjunto representan la esencia de un mineral y
determinan sus propiedades físicas. De acuerdo con la composición química, los
minerales se dividen en clases según el anión o grupo aniónico dominante, por
ejemplo, los óxidos, los haluros, los sulfuros y los silicatos, entre otros.
Los
minerales poseen el mismo anión o grupo aniónico dominante en su composición,
por eso tienen semejanzas familiares y características más clara y fuertemente
marcadas que aquellas que comparten los minerales que poseen el mismo catión
dominante. Ejemplo de ello son los carbonatos, ya que estos se parecen más
entre sí que los minerales de cobre.
Los
minerales relacionados por el dominio del mismo anión tienden a presentarse
juntos en el mismo lugar o en yacimientos geológicos semejantes; por ejemplo,
los sulfuros generalmente se presentan en asociaciones próximas a depósitos del
tipo de vetas o reemplazamiento, mientras que los silicatos forman la mayor
parte de las rocas de la corteza terrestre.
FUNCIONES EN EL SER HUMANO:
Los minerales no aportan energía sino que cumplen
otras funciones:
Forman parte de la estructura ósea y dental (calcio, fósforo, magnesio y flúor).
Regulan el balance del agua dentro y fuera de la célula (electrolitos). También conocido como proceso de Ósmosis.
Intervienen en la excitabilidad nerviosa y en la actividad muscular (calcio, magnesio).
Permiten la entrada de sustancias a las células (la glucosa necesita del sodio para poder ser aprovechada como fuente de energía a nivel celular).
Colaboran en procesos metabólicos (el cromo es necesario para el funcionamiento de la insulina, el selenio participa como un antioxidante).
Intervienen en el buen funcionamiento del sistema inmunológico (zinc, selenio, cobre).
Además, forman parte de moléculas de gran tamaño como la hemoglobina de la sangre y la clorofila en los vegetales.
Forman parte de la estructura ósea y dental (calcio, fósforo, magnesio y flúor).
Regulan el balance del agua dentro y fuera de la célula (electrolitos). También conocido como proceso de Ósmosis.
Intervienen en la excitabilidad nerviosa y en la actividad muscular (calcio, magnesio).
Permiten la entrada de sustancias a las células (la glucosa necesita del sodio para poder ser aprovechada como fuente de energía a nivel celular).
Colaboran en procesos metabólicos (el cromo es necesario para el funcionamiento de la insulina, el selenio participa como un antioxidante).
Intervienen en el buen funcionamiento del sistema inmunológico (zinc, selenio, cobre).
Además, forman parte de moléculas de gran tamaño como la hemoglobina de la sangre y la clorofila en los vegetales.
OLIGOELEMENTOS:
Son bioelementos presentes en pequeñas cantidades (menos de un 0,05 %)
en los seres vivos y tanto su ausencia como su exceso pueden ser perjudicial
para el organismo, llegando a ser hepatotóxicos. Además de los cuatro elementos
de los que se compone mayoritariamente la vida (oxígeno, hidrógeno, carbono y
nitrógeno), existe una gran variedad de elementos químicos esenciales. Las
plantas los absorben de los minerales disueltos en el suelo, y de ahí pasan a
los heterótrofos. Se sabe que existen grandes organismos que consumen suelo
(geofagia) y visitan yacimientos minerales, de sal, por ejemplo, para conseguir
los oligoelementos necesarios en su dieta.
FUNCIONES EN SER HUMANO:
Cobre: Funciona como un elemento integrador del hierro, zinc y la
vitamina C, además de resultar esencial para el cerebro y sus neurotransmisiones,
la producción energética y para regular varios procesos hormonales.
Hierro: Este resulta un componente esencial para la producción de
energía, para algunos procesos cerebrales y para la composición de glóbulos
rojos. De allí el vínculo entre la falta de hierro y anemia.
Cromo: El Cromo es de mucha ayuda para estimular la quema de grasa y
ayudando a adelgazar, así como permite regular la glucosa y prevenir la
diabetes.
Cobalto: Resulta un componente indispensable para formar la vitamina B12
y para fomentar la producción de glóbulos rojos.
Yodo: Resulta beneficioso para regular la hormona tiroidea y el
estrógeno, así como para controlar el metabolismo. Es de mucha ayuda durante el
embarazo, ya que fortalece la salud del feto.
Magnesio: El magnesio resulta esencial para la síntesis de más de 100
enzimas, para la conservación de las células y sus membranas, para la función
muscular y el metabolismo óseo.
Manganeso: El manganeso resulta muy eficiente para refrenar la producción
de radicales libres, regular los neurotransmisores cerebrales y el azúcar en la
sangre.
Germanio: Estimula la oxigenación de las células y mejora la circulación
sanguínea, además de funcionar como un eficaz antinflamatorio.
Zinc: Este componente integra más de 200 procesos enzimáticos que atañen
a la función inmune, al metabolismo y a la digestión, por lo que constituye uno
de los oligoelementos más importantes para el organismo
La mejor forma para aportar a nuestro cuerpo todos los oligoelementos
que necesita, pero sin excedernos, es a través de una dieta balanceada y
nutritiva, con abundante contenido en frutas y verduras, así como un poco de
carne, frutos secos y productos lácteos.
Recuerda que aunque sus cantidades sean pequeñas, no por ello pueden
faltar en nuestro organismo.